miércoles, octubre 26, 2011

Le reirás las gracias al diablo.

La vida de las personas es un ciclo constante.
Una rutina que atraviesa el alma cada día, y que es difícil esquivar. Poco a poco te vas cansando, vas idealizando qué podría pasarte hoy, o tal vez mañana. Buscas apoyo en lo fantástico, empleas tu tiempo en pensar, "Y si hago eso.. ¿qué pasaría?" Semana tras semana, le vas dedicando más tiempo a pensar en condicionales, hasta que llega un día y te das cuenta que con lo que estás viviendo actualmente no te vale, quieres más. Necesitas más. Necesitas salir de ese bucle temporal en el que vives que hace que parezca que el día nunca vaya a terminar. Te sientes atrapado dentro de una jaula, dentro de una sala vacía sin muebles, sin ventanas, dónde lo único que escuchas es tu respiración.
Una vida, tiene muchos ciclos. Hay uno en la vida sentimental, otro en la laboral, otro en la familiar, y muchos otros en otros aspectos menos importantes. Te acostumbras a vivir en ellos, girarás con ellos días y días, meses y meses, hasta que un buen día te levantes y digas: "¡Caracoles, necesito romper con este círculo vicioso que me atormenta!" Harás caso a tu razón, y lo harás. Darás por finiquitada una etapa de tu vida, que a tu parecer, te hacía parecer más aburrido y más débil. Entonces irás en busca de otra persona, otro empleo, un nuevo marido.. Lo escogerás entre muchísimas posibilidades que tendrás, lo harás con esfuerzo, y a conciencia, pensando que la opción elegida, es el camino correcto. Te sentirás como si acabaras de nacer, viviendo una nueva aventura, que te deparará en otro resultado distinto al anterior. Y cuando estabilices una relación y te acomodes en ese nuevo ámbito que has escogido, te darás cuenta de que te hace sentir como el anterior. Te vuelve a enjaular y te vuelve a hacer presa. Pero ahí, cuando hayas analizado que salir de un ciclo significa entrar en otro, que nadie tiene el camino recto, que nadie es libre, tendrás la opción a elegir si quieres permanecer con ellos para siempre o si volverás a huir una vez más.

Huir no te hace libre, solo cobarde.
Y quedarte no te hace mejor persona, solo paciente.
(Ten en cuenta que si te vas, vas a hacerles daño, vas a herirles como nadie podrá hacerlo, y ten por seguro, que jamás volverás a tocar su piel, ni a besar esos labios ¿estás dispuesto a correr ese riesgo?)

TU PUTA VOZ RESUENA EN MI CABEZA.