sábado, diciembre 29, 2012

Nunca estoy conforme.

Me aburre el sinsentido de las calles. La indiferencia de las aceras. El color gris de los ojos de la gente que busca el calor de un bar o unos labios. Las prisas sin más. El frío en los pensamientos. La rutina del que se deja guiar por los demás. Me aburre tomar la misma dirección todos los días. Visitar los mismos parques (que cambian cada día). Tus reglas trascendentales. Los dolores de cabeza inoportunos. Los kilómetros, me aburren todos. Me aburre cumplir años y celebrar la Navidad. Mi cara pálida cuando me sorprendo y no se qué decir. Las charlas morales a la hora de cenar y los consejos por la mañana. Me aburre ver llover tras esta ventana que me enjaula. Reír por algo que realmente no tiene gracia. Los cumplidos por compromiso. La hipocresía de la caja tonta. Los regalos a deshora. La inmediatez de las disputas. La pobreza de los días. La soledad de las noches. Las luces de neón en los garitos. La mierda que se meten aquellos que no saben cómo seguir adelante. Tus vicios. Los míos. La deshonra de quienes deberían velar por nosotros. La falta de inocencia. La desfachatez del ignorante. Las palomitas de colores que acompañan las películas de los domingos. (Prefiero ver una película un viernes por la noche). Las vuelta de tuerca. Las insinuaciones inseguras. Me aburre la vida decente. La normalidad y sus expectativas. Mirar al techo buscando respuestas a preguntas imposibles. Las ganas de no hacer nada. Las ganas de tenerlo todo. Las sonrisas fingidas y las meteduras de pata.


¿Qué hago aquí?

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TU PUTA VOZ RESUENA EN MI CABEZA.