Que me siento pequeñita.
Un día colorido, y yo me visto de gris. Una ventana abierta, y yo tengo frío.
No sé si es que me cuesta andar, o es que lo olvidé. No sé si volverme a tirar significará hacerme daño, porque ya no me acuerdo de la caída anterior..
Y se quedó en dos mitades, forzadas, egocéntricas, egoístas. La simplicidad del viento, que pasa rápido y le da igual, y la fuerza de una roca, que recuerda y no perdona, no tiene piedad y se intenta aprovechar del viento. Lo que no ve, es que el viento en tan ágil y estético, que más que nada, la piedra se la resbala.
Y me crezco. Me creo capaz de escapar de todo cuando quiera, y de atraer como si de una sirena cantora, se tratara. Y todo se tergiversa, bueno no, lo tergiversan...
Dejaré que las gotas terminen su carrera, que yo me quedo en la nube, y vuelo si quiero.
Ey morena, me gusta tu melena.
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